Tipos de jabones y usos.
Existe una amplia gama de jabones, por lo que tenemos que escoger el que más nos convenga según la necesidad:
Jabones comunes: Son sólidos y espumosos. Suelen estar fabricados a partir de sebo graso y sodio o potasio. Pueden ser utilizados para el cabello y para cualquier tipo de piel.
Jabones humectantes: Cuentan con ingredientes como aceites vegetales, o cremas y grasas. Estos jabones están especialmente indicados para las pieles secas o que se encuentran dañadas.
Jabones suaves: Presentan una composición que combina aguas termales con otros elementos, y están indicados para las pieles sensibles.
Jabones líquidos: No tienen pautas específicas sobre su composición.Son unos de los más comúnes.
Jabones dermatológicos: Contienen agentes de limpieza sintéticos y muy suaves a los que se le añaden componentes vegetales que favorecen el cierre de los poros de la piel.
Jabones de glicerina: Son muy recomendables para las pieles grasas y dan un resultado excepcional en estos casos.
Jabones terapéuticos: Son recetados por médicos, y su función es la de tratar algunas enfermedades de la piel como la psoriasis, la micosis cutánea, y para tratar la limpieza en profundidad del cutis.
Jabones de avena: Que es muy bueno para la cicatrización de heridas
Jabones de leche: Que cuenta con propiedades rejuvenecedoras
Jabones de concha nácar: Muy beneficioso para quitar las manchas de la piel.
CÓMO ELABORAR JABÓN
Ingredientes para hacer jabón
- Agua tibia > 500 ml
- Sosa cáustica > 50 gr
- Aceite de oliva virgen extra > 500 ml
A la hora de hacer jabón artesanal debemos tener una precauciones mínimas, como por ejemplo no usar utensilios de aluminio, optar por los de madera o plástico resistente. Debemos hacer el jabón en un lugar que esté bien ventilado y ponernos unos guantes y gafas.
Pon el agua tibia en un barreño de plástico duro o de madera y poco a poco ve echando la sosa y moviendo con un palo o cuchara de madera. Irás notando que la temperatura del agua va subiendo, puede llegar incluso a alcanzar los 90ºC, por lo que ten precaución en este paso. Debemos mover bien para asegurarnos que la sosa está totalmente diluida en el agua y luego lo dejaremos reposar para que baje la temperatura. Esperaremos unos 30 minutos.
Una vez que el agua está a temperatura ambiente vamos añadiendo el aceite despacito y en pequeñas cantidades mientras al mismo tiempo vamos moviendo la mezcla en círculos. Verás que poco a poco la mezcla se va volviendo más densa y va tomando más cuerpo. Sigue moviendo hasta que veas que va costando seguir dando vueltas con el palo y que tiene una consistencia de natilla. Si quisieras añadir algún detalle al jabón, como por ejemplo unas flores, aceite esencial, arcilla o pulpa de aloe vera, ahora sería el momento de hacerlo.
Con cuidado vertemos la mezcla en los moldes, si son de silicona mejor porque así se desmolda muy fácilmente, los cubrimos y envolvemos bien con film transparente y lo dejamos en un lugar seco fuera del alcance de niños. A las 48 horas ya se ha endurecido el jabón y ya se puede desmoldar y cortar.
El último paso es dejar “curar” el jabón para que finalice el proceso de saponificación y así la sosa sea totalmente inocua para su uso. Coloca los jabones ya cortados en una bandeja de rejilla y sobre un papel en un lugar sin luz directa y fresco. Cada dos días dale la vuelta a los jabones para que se vayan secando de forma homogénea. Una vez que dejamos el jabón curar durante 4 semanas este jabón es totalmente apto para usar.
IMÁGENES DE NUESTRA EXPERIENCIA:
500 ml de aceite y 50g de sosa cáustica.
Aceite y sosa cáustica ya mezclados.
VÍDEO EXPLICATIVO:
Este vídeo muestra como se realiza el proceso de hacer jabón
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